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El High Line de New York, ejemplo de preservación de jardines modernos.

Una de las muchas razones por las que me encanta Nueva York es que es una ciudad donde siempre, en cualquier época del año, encuentras flores espectaculares en sus principales avenidas. Distintas variedades de plantas, follajes y flores muestran sus intensos colores que conviven con el paisaje urbano de esta alucinante ciudad cosmopolita mientras que atrapan las miradas de miles de peatones, turistas y newyorkinos que todos los días caminan sobre sus banquetas.

Como es natural, durante la primavera y verano es cuando la gran manzana luce más su vegetación, por ello, hoy en especial quiero hablarles de un sitio maravilloso llamado el High Line; un parque público urbano elevado de 1.45 millas de longitud construido en el barrio Meat Packers de Manhattan, sobre lo que fueran las vías abandonadas del ferrocarril del oeste de la ciudad.

El parque fue planeado y hasta la fecha es mantenido y operado por los Amigos del High Line en colaboración con el Departamento de Parques y Recreación de la Ciudad de Nueva York y tiene la misión de que a través de su excelente operación, administración y diseño innovador logre involucrar a la comunidad vibrante y diversa que lo rodea, obteniendo la financiación privada como principal pilar para ayudar a completar su construcción y con ello dejar una herencia a generaciones futuras.

Algo de historia.

Tras el crecimiento de la industria del transporte interestatal en Estados Unidos, en 1980 pasa el último tren por el High Line con tres vagones llenos de pavos congelados y mientras un grupo de propietarios aboga por su demolición, Peter Obletz, un entusiasta vecino, activista y defensor del ferrocarril Chelsea, se opone a la demolición en los tribunales y triunfa.

En 1999 Friends of the High Line es fundada por Joshua David y Robert Hammond, residentes del barrio quienes abogan por la preservación del High Line para utilizarlo como un espacio abierto al público y a través de un estudio que considera que el proyecto es económicamente viable y abierto a un concurso de ideas, se comienza en 2002 el diseño y la planificación para la conservación y re-utilización del nuevo High Line.

La estructura.

La transformación de las vías del ferrocarril abandonadas en un paisaje público implicó años de planificación, de organización de la comunidad y del trabajo de algunos de los diseñadores más innovadores de la ciudad; la construcción de cada sección tardó más de dos años.

Diseño de los jardines.

La arquitectura del paisaje del High Line está inspirada en la vegetación silvestre que crecía en las vías del tren durante los 25 años después de que los trenes dejaron de correr. Las especies de plantas perennes, hierbas, arbustos y árboles fueron elegidos por su resistencia, sostenibilidad, textura y color, con especial atención a las especies nativas. Muchas de las especies que crecían originalmente en la cama ferroviaria del High Line están incorporadas en el paisaje del parque.

Hoy pasé buena parte de mi día disfrutando el paseo por el High Line, y pensé que este exitoso proyecto sienta un precedente mundial y a su vez se vuelve inspirador para ser replicado en otros países como en México ¿no creen?

Las imágenes dicen más que mil palabras, por ello, les comparto solo algunos de mis parajes favoritos del espectacular High Line.

-Yaya-

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