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Flores para la Cena de Acción de Gracias

Eran las 8 de la mañana del cuarto jueves de noviembre cuando ya caminaba veloz por los pasillos del mercado de flores de Jamaica en la Ciudad de México. El tiempo apremiaba, mi reto era seleccionar las flores y follajes idóneos para la creación de los arreglos florales de la cena de acción de gracias de mi familia que comenzaba a las 7 de la noche. Como en muchas ocasiones, no tenía en mente un diseño floral definido; en mi cabeza solo jugaba con la idea de una paleta de colores otoñal y con elementos decorativos como canastas de corteza de árbol, mazorcas y calabazas.

Aunque en el mercado de flores ya predominaban los rojos intensos de las nochebuenas, me di a la tarea de buscar rosas color naranja intenso y las astromelias amarillas y naranjas con su característico jaspeado; para contrastar con verdes, escogí el llamado “plumoso” que le daría movimiento a los diseños y el mini-eucalipto para unos hermosos acentos grisáceos.

Caminando por el pasillo de los follajes me enamoré de la textura y personalidad de unas varas altas y elegantes, - ¿cómo se llama ese? - le pregunté a mi marchante, sí, aquel que parece… -"pelo de bruja” me dijo- ¡Exacto! igualito - respondí, mientras admiraba su color beige que armonizaría con el resto de mis flores y lo colocaba dentro de mi carro de compras.

Aunque no sabía qué iba a diseñar, sí sabía que me faltaba un tono rojo contrastante y también que diseñaría un par de arreglos altos; justo con eso en mente, me topé con ese único puesto que tenía las exóticas varas de flor de Jamaica color rojo quemado, el complemento ideal para crear mis bodegones de esa noche tan especial.

Finalmente y ya saliendo del mercado no pude resistirme ante el brillo anaranjado, casi dorado de las amapolas californiananas silvestres, esas exquisitas flores que por su corta altura pensé que serían perfectas para un centro de mesa y también como detalle para colocar sobre las servilletas de los invitados.

Eran las 9 de la mañana, ya de regreso a casa, pensaba emocionada que la primera parte de la misión estaba cumplida, ahora solo faltaba lo más divertido: conectarme con mi musa inspiradora y ¡diseñar algo espectacular!

Aquí las fotos del resultado. ¿Les gustó?

- Yaya -

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